Tito Andrónico
Esta tragedia en cinco actos en verso es debida en parte a William Shakespeare, que debió de empezarla hacia 1593-94; fue publicada in-quarto en 1595, 1600 y 1611, e infolioen el año 1623. Edward Ravenscroft, en 1687, refirió una tradición teatral según la cual este drama se debía a un autor ajeno a la compañía, y Shakespeare "dio tan sólo unos magistrales retoques a dos de los principales personajes". El desconocido autor revela la influencia de Thomas Kyd (1558-1594) en el uso de horrores, mixtificaciones, y episodios de locura; de Christopher Marlowe (1564-1593) en la concepción del carácter de Arones que recuerda a Barrabás, el protagonista de El judío de Malta; y de George Peele (1558-1598) en el estilo.
Es difícil reconocer los retoques de Shakespeare. W. W. Greg imaginó una ingeniosa hipótesis, según la cual la versión corregida por Shakespeare, que autorizó la inserción del drama en la lista de sus obras que se encuentra en Palladis Tamia de Francis Meres (compilada antes del septiembre de 1598), fue destruida en el incendio del Globe Theatre (1613), y fue sustituida por la versión primitiva, añadiéndose de memoria la escena segunda del acto III, donde había rasgos shakesperianos.
Sólo se han encontrado temas lejanamente afines al argumento del drama, aunque es probable que su fuente sea una mala interpretación de crónicas bizantinas relativas al emperador Andrónico Comneno (siglo XII) y a la reina de Georgia, Thamar, más o menos contemporánea suya.
El general romano Tito Andrónico, tras vencer a los godos, y capturar a la reina Tamora junto con sus hijos Alarbus, Demetrius y Chiron, además del moro Aarón, amante de la reina, regresa a Roma mientras están disputándose el trono imperial Saturninus y su hermano Bassianus. Los romanos quisieran elegir a Tito Andrónico, pero él les persuade a que nombren a Saturninus.
Anthony Hopkins en Titus (1999),
filme basado en Tito Andrónico
Bassianus rapta a Lavinia, hija de Andrónico, a la que Saturninus pretendía por esposa. Más tarde Saturninus, enamorándose de Tamora, se casa ron ella. Mutius, hermano de Lavinia, asistió a su rapto y por ello su padre Tito le mata. Es éste el principio de las desgracias que se acumulan sobre su cabeza, por la sed de venganza de Tamora, que quiere castigar a los andrónicos por la muerte de su hijo Alarbus, sacrificado sobre la tumba de los hijos de Andrónico muertos en la guerra, y por la maldad del moro Aarón.
Durante una cacería, persuadidos por el moro, Demetrius y Chiron matan a Bassianus y luego violentan a Lavinia, y le cortan la lengua y las manos. Del asesinato de Bassianus acusan a Quintus y Martius, hijos de Tito, y éstos son condenados a muerte por el emperador. Aarón juega a Tito una siniestra burla: le dice que si se corta una mano y la envía al emperador, éste concederá la gracia a sus hijos; pero a Tito le devuelven las cabezas de sus hijos junto con su mano cortada. Lucius, otro hijo de Tito, es desterrado y sale para reclutar un ejército entre los godos, mientras Tito, sediento de venganza, simula enloquecer.
Mientras tanto Tamora da a luz un niño moro, que Aarón se ve obligado a llevar lejos de Roma; Lucius lo captura y Aarón, haciéndose prometer que nada pasará a su hijo, le revela con sádico placer todas las maldades tramadas en perjuicio de su familia. A la noticia de la llegada del ejército godo de Lucius, Tamora con sus dos hijos va a casa de Tito, que ella cree loco, diciendo que es la Venganza, y tratando de persuadirle a hacer de manera que Lucius celebre una entrevista con el emperador.
Tito, que descubre el engaño, simula consentir y retiene en su casa, como rehenes, a los hijos de Tamora. Acto seguido los mata y con sus cabezas prepara unos platos que ofrece en el banquete en honor del emperador. En una matanza final, Tito mata a Lavinia, como Virginio matara a su hija, cuyo honor habla sido manchado; Tamora come sin saberlo los horripilantes platos que Tito le había ofrecido, Saturninus mata a Tito, Lucius mata a Saturninus, y por fin acaban proclamándole emperador. El moro Aarón es condenado al palo.
Todos los horrores de Séneca y Ovidio están mezclados y acumulados en este drama sensacional, en versos que a menudo tienen la retórica hinchazón del Tamerlán de Marlowe; algún que otro toque de ambiente, como el siniestro zarzal donde tiran el cuerpo de Bassianus, también recuerda y repite sombrías descripciones de Séneca. El drama nos parece caricaturesco e inhumano, aunque es típico del gusto isabelino bajo la influencia de Séneca. Los caracteres están perfilados rudamente, y son bastante pueriles; las situaciones dramáticas están tratadas sin delicadeza.
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