Ogarev escribió este poema en 1841, al escuchar la noticia de la muerte de Mijaíl Lermontov en un duelo.
¡Otro duelo! Y el poeta, muerto
de una bala en el pecho, fue apresado.
Le sellaron la boca y cesó su esfuerzo.
¡Y todo quedó en silencio y abandonado!
Sus saludos amistosos fueron en vano.
Esta pena, este odio y este dolor despertaron,
y el amor, lo que su alma apreciaba...
¿Dónde está ahora su alma en triste fallecimiento?
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