Es a través de la reflexión y el conocimiento que el individuo sabrá qué “bienes” concretos se adaptan mejor a su personalidad única ya su proyecto de vida libre y feliz. Este primer momento de la ética no es una espontaneidad ciega y libertaria de placeres e instintos, es un dominio de la vida, en la perspectiva de una existencia a la vez realizada, amigable e inteligente.
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