Y NO DECIMOS NADA ...
La primera noche ellos se acercan
y cogen una flor de nuestro jardín,
y no decimos nada.
Hasta que un día,
el más frágil de ellos,
entra solo en nuestra casa,
nos roba la luna, y conociendo nuestro miedo,
nos arranca la voz de la garganta.
Y porque no dijimos nada,
ya no podemos decir nada.
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