« Y quien llega a ser señor de una ciudad acostumbrada a vivir libre y no la destruye debe esperar ser destruido por ella, pues ésta conserva siempre como refugio en sus rebeliones el nombre de la libertad y sus viejas costumbres, las que ni con el tiempo ni con los parabienes se olvida-rán jamás. Y hágase lo que se haga o se intente remediar, a menos de echar o dispersar a sus habitantes, éstos no olvidarán ni ese nombre ni esas costumbres... »
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