SOBRE LA PLAYA
Acuéstate en la playa y recoge en la mano
para dejar que escurra después, grano por grano,
la hermosa arena rubia que el sol hace de oro;
cierra luego los ojos, mas antes ve el sonoro
mar que la orilla besa, y el cielo transparente,
y cuando, poco a poco, sientas que dulcemente
no queda peso alguno, en tu mano ligera,
abre otra vez los párpados; pero antes considera
que nuestra propia vida toma y devuelve activa
a las eternas playas su arena fugitiva.
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