domingo, 20 de junio de 2021

François Villon

 

El Legado

I

En mil cuatrocientos cincuenta y seis,
yo, François Villon, siendo bachiller,
después de pensar reposadamente,
y estando dispuesto a cualquier esfuerzo,
que hay que meditar todos nuestros actos,
(tal como Vegecio nos dice en sus libros,
un sabio romano y un gran consejero),
para así evitar cometer errores…

II

En tal año, pues, ya queda dicho,
por la Navidad, esa estación muerta
en la que se escuchan aullidos de lobos,
cuando cada cual se queda en su casa
huyendo del frío, cerca de la hoguera,
me asaltó el deseo de romper los hierros
de esa tan dulcísima prisión amorosa
que a mi corazón tenía encerrado.

III

Y tuve que obrar de modo tan brusco,
pues aún la veo delante de mí
que está consintiendo que me este muriendo,
aunque con mi muerte ella nada gana.
De lo cual me duelo y me quejo al cielo,
pidiendo venganza por tan duro trato
a todos aquellos dioses del amor
y el consuelo mío por tan cruel tormento.

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